¿Sabías que las experiencias traumáticas pueden dejar una huella imborrable en nuestro organismo? El estrés postraumático es una respuesta natural ante situaciones extremas, pero sus efectos pueden persistir mucho tiempo después del evento. Conozcamos juntos el complejo mundo de este trastorno y descubramos cómo impacta en nuestra salud mental y física.

El estrés postraumático: Más Allá del trauma
El Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT) es una condición psicológica que surge tras experimentar o presenciar un suceso traumático, como un accidente, abuso, violencia, desastre natural o conflicto bélico. Aunque no todas las personas que atraviesan situaciones difíciles lo desarrollan, el trauma deja huellas significativas en quienes lo padecen.
Según algunas investigaciones realizadas, se estima que un 7 al 8% de la población sufrirá TEPT en algún momento de su vida. Además, las mujeres son el doble de propensas que los hombres a experimentarlo, por lo que se asocia a factores socioculturales y biológicos. Entre los principales factores desencadenantes están:
- La naturaleza del trauma (suceso inesperado, duración o la repetición del suceso).
- Vulnerabilidades personales, como antecedentes de problemas relacionados con la ansiedad o traumas previos.
- La falta de apoyo social tras el evento traumático.
La importancia de comprender el TEPT radica en que no se trata de una debilidad personal, sino de una reacción del cerebro y el cuerpo ante un peligro extremo. Identificar sus efectos es el primer paso para la recuperación.
Cómo el estrés postraumático afecta la mente
Tal como hemos comentado, el estrés postraumático tiene un efecto negativo en quienes han vivido experiencias traumáticas, sobre todo, porque a menudo llevan consigo una carga emocional que puede alterar significativamente su forma de pensar, sentir y relacionarse con el mundo. Las personas que lo sufren suelen experimentar:
Recuerdos intrusivos
Uno de los síntomas centrales es la reviviscencia: imágenes, sonidos o sensaciones relacionadas con el trauma irrumpen en la mente sin previo aviso, generando una respuesta emocional intensa. Los flashbacks y las pesadillas recurrentes también son muy comunes.
Hiperalerta y disociación
El cerebro permanece en estado de hipervigilancia, interpretando los estímulos cotidianos y las posibles amenazas. Este estado puede alternarse con episodios de disociación, donde la persona se siente desconectada de la realidad o de sí misma, como si fuera un mero espectador que estuviera observando desde fuera.
Alteraciones cognitivas y emocionales
El trauma puede interferir con la capacidad de concentrarse, tomar decisiones y procesar recuerdos nuevos. Algunas de las emociones que predominan son la culpa, vergüenza, irritabilidad y tristeza. De hecho, algunos estudios neuropsicológicos muestran que la amígdala, la región cerebral que regula las emociones, permanece hiperactiva en personas con TEPT, mientras que la corteza prefrontal, que ayuda a regular esas respuestas, muestra menor actividad.
El Cuerpo no olvida: Manifestaciones físicas del TEPT
El cuerpo de quienes padecen TEPT está atrapado en un ciclo de respuesta al estrés, incluso en ausencia de peligro. Esto puede dar lugar a:
Problemas hormonales y del sistema nervioso
El eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal (HHS), que controla el funcionamiento de las hormonas del estrés como el cortisol, se puede descontrolar. Algunos estudios han encontrado niveles bajos de cortisol en personas con TEPT, lo que paradójicamente dificulta la recuperación frente a nuevos episodios de estrés.
Trastornos del sueño
El insomnio y las pesadillas son habituales. Cuando el sueño no es reparador, puede afectar a la fatiga, disminuir la capacidad de concentración y llevar a un mayor número de emociones negativas.Y no solo eso, sino que al no descansar bien, tu capacidad para afrontar las situaciones cotidianas se ve mermada, haciéndote sentir más vulnerable y abrumado.
Dolor físico y enfermedades psicosomáticas
Es frecuente que se produzca dolor muscular, cefaleas, problemas digestivos y una mayor susceptibilidad a enfermedades cardiovasculares. Esto se debe a la activación crónica del sistema nervioso autónomo, que mantiene el cuerpo en alerta constante. Es como si tu cuerpo estuviera siempre en modo ‘lucha o huida’. El corazón late a mil por hora, los músculos están tensos y la mente no para de darle vueltas a lo ocurrido.
Impacto relacional: Cómo el TEPT influye en las relaciones
El TEPT no solo afecta a quien lo padece, sino también a los familiares y amigos. Las alteraciones en la forma de relacionarse pueden incluir:
- Aislamiento emocional. Las personas con TEPT suelen evitar conversaciones o situaciones que les recuerden el trauma. Esto puede generar una desconexión emocional con familiares y amigos, aumentando la sensación de soledad.
- Dificultades en la comunicación. El miedo a ser incomprendido o juzgado puede llevar al silencio. Por otro lado, algunos estallidos emocionales, como la irritabilidad pueden generar tensiones con los demás.
- El rol del apoyo social. La investigación subraya que un entorno comprensivo y empático puede ser un factor clave para la recuperación. Las familias y amigos que están presentes, escuchan sin juzgar y animan a buscar ayuda profesional para mitigar este impacto.
Cómo reconocer el TEPT: Señales y síntomas comunes
Reconocer los síntomas es el primer paso para buscar ayuda. Estos pueden categorizarse en cuatro grupos principales, según el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5):
- Reviviendo el pasado: Flashbacks, pesadillas y recuerdos intrusivos.
- Esconderse: Rechazo a las personas, lugares o temas que recuerden el trauma.
- Cuando la mente juega malas pasadas: Dificultad para recordar aquello que causó el trauma, culpa excesiva, pensamientos negativos persistentes.
- Hiperactividad:: Irritabilidad, insomnio, sobresaltos frecuentes y dificultad para relajarse.
Si estos síntomas persisten más de un mes y afectan la vida diaria, se recomienda buscar atención especializada.
Recuperación y tratamiento del estrés postraumático
La recuperación del TEPT es posible, y existen múltiples enfoques terapéuticos que han demostrado ser efectivos. A continuación, te mostramos algunos de los más populares:
Terapia EMDR (Desensibilización y reprocesamiento por movimientos oculares)
Este método utiliza estímulos bilaterales para ayudar a procesar el trauma de forma segura. Estudios muestran que el EMDR puede reducir significativamente los síntomas en menos sesiones que otras terapias.
Terapia cognitivo-conductual (TCC)
La TCC trabaja para cambiar pensamientos negativos relacionados con el trauma y desarrollar estrategias para afrontar el estrés. Incluye técnicas como la exposición gradual a recuerdos traumáticos en un entorno controlado.
Terapias de regulación emocional
Prácticas como la atención plena (mindfulness), la respiración diafragmática y el yoga ayudan a reducir la hiperactividad del sistema nervioso y restaurar la calma.
Importancia del autocuidado
Dormir adecuadamente, mantener una dieta equilibrada y practicar actividades placenteras pueden complementar el tratamiento. Además, el apoyo grupal (como los grupos de terapia) puede proporcionar un sentido de comunidad y comprensión.

En conclusión, el TEPT afecta profundamente la mente, el cuerpo y las relaciones, pero no tiene por qué definir la vida de quien lo padece. Con el tratamiento adecuado y un entorno de apoyo, es posible sanar, recuperar la paz interior y reintegrarse plenamente en la vida. Si necesitas apoyo, contacta con Carmen Psicóloga para iniciar tu camino hacia la sanación con la ayuda de la terapia EMDR.

